lunes, 22 de agosto de 2011

Semana Tranquila


La semana siguiente, por necesidad, me la planteé con más tranquilidad. Para empezar, debía cumplir con mis obligaciones como ciudadano americano adoptivo y, después de un mes, tuve que recargar la tarjeta prepago de mi móvil (el iphone no, el de Mattel...), recargar la tarjeta para el metro y pagar la renta de la habitación. Como buen neoyorquino, me fui a un Sturbucks, comí una hamburguesa y aparecí en uno de los JumboTrons de Times Square!!!! (bueno, esto solo lo hacen los turistas... :) ). Ahí me podéis ver, en el centro de la foto en plan Mario Poppins :D


Nueva York ofrece durante el verano una gran cantidad de actividades al aire libre y además gratis. La que más he frecuentado es la del cine en los parques o muelles. Los lunes hay cine en Bryant Park, un parque en plena calle 42 a cinco minutos de Times Square. Es un parque con extensión limitada pero es un espectáculo verse rodeado de rascacielos por los cuatro lados. Los neoyorquinos y turistas se llevan su manta de gala, mantel, merienda y todo tipo de complementos de picnic (como unos soportes para copas y botella de champagne), y disfrutan de un encuentro social real, dejando a un lado los móviles e internet (o al menos intentándolo, porque en todos los parques puedes encontrar wifi gratis...).

La proyección en este parque es de películas de "culto" y es que, solo había que ver la cantidad de frikies que presenciaban el lugar: gente disfrazada, otros con flechas gigantes de colores en medio del parque para hacerse ver y cuyos amigos fueran capaces de localizarles, amigos que llevan una tarta a un cumpleañero y consiguen que todo el parque le cante el "happy birthday" y lo mejor y como ya he mencionado en otra ocasión: la gente se levanta y se pone a bailar la música que introduce la película al son de "MoooooooovieRecord" chanta chanta chan-ta-chán...

Este lunes día 8 proyectaban todo un clásico: "Airplane", que en España se tradujo como "Aterriza como puedas". Como siempre, antes de la película, nos llevamos nuestro picnic.



No todos los días tienen cosas interesantísimas que contar y el martes fue un día de total relax (bueno, esa es una de las posibles razones; la otra es que no recuerdo lo que hice... ;) )

El miércoles era un día que estaba señalado en el calendario debido a la visita de mis amigos Manu y Chus. La casualidad hizo que, a pesar de no haber podido asistir a su enlace matrimonial el viernes anterior, pudiéramos vernos precisamente en Nueva York. ¡Exacto! He disfrutado de mi primera Luna de Miel ¡¡y sin casarme!! :)

La verdad es que fue emocionante quedar en las escaleras de Times Square y volvernos a ver (casi con más calma y tranquilidad que cuando quedamos en Madrid...). Mientras nos tomábamos una cerveza, una Brooklyn Lager, una que hacen aquí al lado de mi casa :D, cenamos y nos tomamos una mini-copa (así de pequeñas, aunque cargadas, las ponen aquí), nos pusimos al día perfectamente.

De camino a casa, pasé por un famoso Rooftop-bar en el 230 de la 5th Avenue, justo enfrente del Empire State Buiding, donde estaban mis compañeros de clase. La verdad es que las vistas eran impresionantes.



Al día siguiente, según iba en el metro camino de clase, tomé una decisión rápida, inesperada y transgresora: en la parada de High Street Brooklyn Bridge, me bajé para cruzar el Puente de Brooklyn andando y me piraría de la primera hora de clase. Era uno de los días perfectos para dar ese paseo que me llevó más de dos horas.








Por la tarde, volvimos a tener sesión de cine, esta vez también vinieron Manu y Chus, precisamente en Brooklyn Bridge Park, donde vimos "Breakfast at Tiffany´s" (en español "Desayuno con diamantes"). Todo un clásico que merece ser visto rodeado de rascacielos y el skyline de Manhattan.



¡¡Próximamente más!! ;)

sábado, 20 de agosto de 2011

Washington


El siguiente fin de semana Mirko, Marina, Youssef y yo preparamos un viaje a Washington, la capital de los (suena la música... Chan-ta-chán chan chan chaaaaaaan...) Estados Unidos de America (aplausos y vítores!!!!).

Me levanté a eso de las 3,30 AM para preparar la mochila, bocadillos y coger el metro con tiempo por lo que pudiera pasar. El autobús salía a las 6 y a las 4,30 estaba listo. Un trayecto normal hubiera sido de una media hora, pero a estas horas de la mañana, me llevó 1 hora y 15 min. más o menos.

El viaje lo realizamos en un autobús de la compañía Greyhound (Galgo Gris). El galgo siempre me ha recordado a perros abandonados en los pueblos (pobres). A juzgar por el logotipo, la idea del galgo es que corre mucho y que los viajes son rápidos. Yo, ahora, tengo otra razón por la que lo llaman así.

Bien, a las 5,30 ya estábamos esperando en la fila. El autobús no era nada del otro mundo. Asiento, baño a bordo, no-película, no-internet pero sí enchufes para los teléfonos, portátiles y demás cacharros...

El viaje duró casi 5 horas con parada incluida. Aunque aquí se dice que Washington está cerca, es como viajar de Salamanca a Sevilla. Por cierto, en la estación de servicio donde paramos a descansar pude ver al típico, amigable, siempre impoluto con su traje de color beige y ese sombrero con anchas alas y auténtico Sheriff con coche propio que va saludando a "todo quisqui" según se acercaba a la cafetería. Me recordó a Mayra Gómez Kemp bajando las escaleras del "Un, dos, tres", o para los más jóvenes, a Isabel Gemio bajando al plató de "Sorpresa, sorpresa". (Si todavía eres más joven, no tengo comparación. Ahora ya no se hacen estas cosas en la tele).

Cuando llegamos a Washington fue bastante fácil encontrar el hotel donde nos íbamos a quedar. Estaba bien ubicado muy cerca de la Casa Blanca, que fue nuestro primer objetivo:
Hay que decir que la casa blanca impresiona mucho más en las películas que en la vida real. Una gran mansión, pero más pequeña que Wonderland; pintada con cal blanca, como los pueblos del sur; una calle delante con muchos coches, pero estos son de policía; un parque enfrente, donde no dejan entrenar al F.C. Barcelona y muchos, muchos turistas con los que hay que pelearse para que no salgan en tus fotos. Más tiempo dediqué a hablar con una señora que se manifestaba al otro lado de la calle, según sales de la casa del presidente. A simple vista, ¿a que no llama la atención? Esta señora es bastante mayor, se llama Concepción Martín o Connie y es de Vigo. ¿Habíais oído hablar de ella?? Yo al menos no. ¿Cómo puede ser posible? Sinceramente, creo que tiene que ver con el poder mediático. No interesa, es una protesta incómoda.

De forma resumida os cuento que Connie se casó con un ítalo-americano. Tuvo una hija y después de 8 meses de un mal divorcio, le quitaron la custodia de su hija que no ha vuelto a ver. Removió Roma con Santiago en EEUU y España, pero no consiguió nada. Comenzó a manifestarse frecuentemente en contra del trato recibido y de la poca ayuda o ayuda inexistente por parte de la administración hacia casos como el suyo. Una cosa llevó a la otra y ahora protesta por otros temas que inquietan internacionalmente. Connie lleva manifestándose 24 horas al día, durante 365 días al año, bajo el calor del sol, la lluvia, la nieve o el frío. Lleva desde el años 1981 ininterrumpidamente. El pasado día 1 de agosto cumplió 30 años protestando en frente de la casa del hombre más poderoso del mundo. ¿Sabíais vosotros algo? Yo no. Parece que no interesa. Tan solo unas entrevistas en algún diario y poco más. El ratito que hablé con ella me comentó que con palabras muy firmes que "no se pueden seguir mandando soldados a morir a otros países, ¡es una barbaridad!" y "yo estoy aquí y tengo mis razones", "la sociedad americana y en general todas, están muy acomodadas".
Le pregunté por su opinión sobre el movimiento 15M y su respuesta fue que "es necesario que la gente se mueva y se le oiga, pero que es un movimiento que no es suficientemente fuerte como para cambiar sustancialmente algo". Para no aburridos os dejo unos enlaces donde podéis informaros si os interesa esta historia real.

- http://prop1.org/conchita/

- EL PAIS

- ABC

- 25 años después

- 27 años después

Desde allí nos pusimos a caminar hacia el monumento Memoria a Lincoln pasando por el Memorial Monument de la 2ª Guerra Mundial, donde estaban celebrando una acto de recuerdo en Memoria a los caídos.
Aunque El Lincoln Memorial se ve a lo lejos, todavía te lleva unos 20-25 minutos llegar allí paseando al lado de la famosa Piscina Reflectante del Monumento a Lincoln (que personalmente recuerdo muy bien en la película Forrest Gump). Desgraciadamente la piscina la estaban limpiando, restaurando, renovando, destascando o alicatando, y solo pudimos ver varias yardas y unas pocas pulgadas (mola esto de cambiar el sistema métrico :P ) de tierra en el fondo... Fue bastante decepcionante. Después de ver el monumento a Lincoln y hacernos las fotos de rigor, nos acercamos a otros dos monumentos: el monumento a los veteranos de Vietnam y al monumento a los veteranos de la Guerra de Korea (o también llamada Guerra Olvidada). Este segundo impresiona un poquito. No sé si se apreciará en las fotos.







A continuación nos dirigimos al Arlington National Cementery, a través del Arlington Memorial Bridge. He de decir que el cementerio es impresionante. No solo al ver todas las inscripciones sobre la piedra blanca con militares que murieron hace años, veteranos que han muerto recientemente y otros militares que han fallecido hace pocos años, sino por la extensión tan inmensa que tiene. Para que os hagáis una idea:


Ver mapa más grande


Al lado del Cementerio se encontraba... ¡Sí! habéis acertado, ¡otro memorial!. En este caso se trata del famoso memorial a los Soldados de la Marina Americanos. Ese grupo de soldados que están clavando una bandera como si estuvieran luchando contra un tornado... La verdad es que se trata de una escultura bastante grande. No me decepcionó en absoluto. De hecho me recordó, por su tamaño, a múltiples esculturas que existen en Rusia recordando el final de la 2ª Guerra Mundial.



Estábamos a punto de empezar a hacer fotos cuando empezó a llover. Tuvimos que cobijarnos y por eso todas las fotos las hicimos desde lejos en un intento por cobijarnos debajo de los árboles... pero solo por poco tiempo. Cayó tal cantidad de agua que no supimos reaccionar. Estábamos en medio de la nada, con un sólo mini paraguas. A mi, lo único que se me ocurría decir era "¡bah!, esto se pasa pronto, solo es una nube". Pero cada vez que lo decía, la lluvía caía con más fuerza. Quisimos movernos los cuatro, debajo del paraguas, en plan "nos movemos todos como si fuéramos solo uno dando pasitos pequeños, y cada uno en la dirección que le haya tocado..." pero fue imposible... Al final, salimos corriendo hacia unas casas que divisamos para poder resguardarnos. El resultado fue "sopa de turistas" en medio de Washington. Sin metro a la vista, sin taxis que pasaran por allí...
A mi buen amigo Youssef se le ocurrió llamar a uno de los timbres de la casa de forma aleatoria para pedír que llamaran a un taxi... --- cual fue nuestra sorpresa que la dueña de la casa nos abrió. No era un edificio con pisos, sino que era una casa entera. Nos invitó a entrar y a protegernos de la, todavía incesante lluvía, mientras llegaba el taxi. La casa era indescriptible e increíble. Nos invitó a una taza de té y café que no pudimos rechazar mientras nos secábamos con unas toallas que nos prestó. Precisamente, la señora era la viuda de un veterano de guerra. Nos contó que había recibido muchas ayudas y subvenciones después de que su marido muriera. Pero que nada podía aliviar los trágicos hechos. Le debimos caer bien porque nos invitó a cenar, pero nosotros rechazamos la invitación... ¿que por qué???
Realmente, porque llegó el taxi que la señora había llamado. Nosotros estábamos, en realidad, en la puerta y esta historia, desde los tres guiónes "---" fue lo que se nos ocurrió para pasar el rato y entretener la espera... No hubo té, ni toallas, ni veteranos... pero... ¿a que os lo habéis creído?? :)

El taxi nos llevó al hotel, y después de descansar un par de horas, nos fuimos a cenar. Nada nuevo, nada espectacular, nada que merezca la pena ser nombrado. Como no... cenamos hamburguesa.

El domingo fuimos a desayunar tranquilamente a una cafetería enfrente del hotel y después decidimos coger un taxi que nos llevara al comienzo de la ruta que habíamos planeado. Desde el lado opuesto al monumento a Lincoln, es decir, desde el Capitolio, anduvimos en sentido contrario para llegar al Monumento a Washington, el famoso obelisco. Este recorrido, aunque parezca mentira, no esta lleno de Memoriales, sino de museos.



Nosotros entramos en el Museo del aire y del espacio. Uno con las mejores críticas y encima gratis!!! la parte del museo relacionada con el espacio me encantó. Allí tienen cápsulas, naves artilugios originales que se han utilizado en la carrera espacial estadounidense. Por ejemplo, tienen la pequeña cápsula o nave que alunizó y de la que descendió Amstrong o el vehículo que se usó para moverse por la superficie lunar (bueno, ya sabéis, si es que de verdad llegaron allí...)




Nuestra última visita fue al Monumento de Washington y Casa Blanca por la parte de atrás, aunque justo en el momento de la foto, la policía, en un derroche de vigilancia y controles de seguridad, empezó a desalojar el lugar. En el tejado de la Casa Blanca había un observador/francotirador. Algo parecía que iba a pasar... En aquel momento vimos que un helicóptero, bastante "tocho", se acercaba a la casa Presidencial.




Al día siguiente, leí en las noticias que Obama había adelantado el regreso de sus vacaciones debido a los temas económicos que azotaron el planeta. Probablemente Obama fuera en ese helicóptero.

En el viaje de vuelta, que hicimos esa tarde, la compañía "El galgo gris" no permitió que nos subiéramos al autobús de las 16,30 como habíamos contratado. Parece ser que la compañía vende más tickets que asientos tienen sus autobuses, por lo que nos dijeron que subiríamos en el primero que tuviera asientos disponibles. A las 17h entramos de milagro en los últimos asientos que sobraban. Casi 4 horas de viaje nos llevaron a Nueva York. ¡¡¡Sin descanso ni nada!!! Olé el conductor neoyorquino que se hizo la ruta del tirón!!! ¡¡Qué miedo!!
Alrededor de las 9h, llegamos a NYC sanos y salvos con una sensación extraña: la vuelta a casa. Sentimos NYC como nuestro hogar... algo muy extraño e inquietante...


¡Próximamente más! ;)

domingo, 14 de agosto de 2011

Un día intenso

El pasado jueves día 4 de agosto, fue un día intenso y lleno de actividad.

No sé si os he dicho ya que durante la semana, no todo es cachondeo, turismo y fiesta... ¡No! Por las mañanas suelo levantarme a las 7,15 para ir a la escuela al sur de Manhattan, donde empiezo las clases a las 9h. A las 12,40h, al terminar, decidí visitar algún lugar que me quedaba por esa zona, el Distrito Financiero. Fui a visitar la Iglesia de San Pablo (St Paul´s Church) que está justo al lado de la zona cero. Después del 11-S se convirtió en un lugar de refugio, de asistencia y ayuda a los trabajadores que limpiaron el lugar, y ahora es un lugar de peregrinación pues recoge múltiples testimonios de lo que pasó.
Fuera de la iglesia se encuentra la Campana de la Esperanza, que suena cada año en el aniversario de los atentados. Esta campana también sonó el 11M y el 7J después de los atentados de Madrid y Londres respectivamente.



Tengo que reconocer que la visita al interior de la iglesia fue otro momento en el que me he sentido sobrecogido por los testimonios que allí permanecen expuestos y que recuerdan de alguna forma cómo transcurrieron los meses que se dedicaron a las tareas de limpieza.

Todos conocemos la fama del pueblo americano en cuanto a patriotismo se refiere. Tampoco es nueva la idea de que todo el mundo, no solo EEUU, se volcó después de los ataques terroristas. Lo que es diferente es ver in situ las fotos de los desaparecidos, las cartas de búsqueda de familiares, lo que las compañías de alimentos donaron, el trabajo que realizaron los fisioterapeutas con los obreros para ayudarles a recuperarse y así poder seguir trabajando lo antes posible, la muestra de los teddy bear (ositos de peluche) que niños enviaron desde todo el país como símbolo de un abrazo a los voluntarios, las pancartas de varios estados del país, que todavía conservan, la gran cantidad de escudos de policía y bomberos de todo el mundo que todavía se siguen dejando en señal de solidaridad... todavía se me ponen los pelos de punta cuando escribo...

Aquí os dejo varias fotos. En ellas podréis ver una de las cartas más conmovedoras que llegué a leer, parte de la alambrada que se convirtió espontáneamente en una memoria a las víctimas, la foto de un sacerdote que empezó poniéndose un escudo de la policía y otro de los bomberos de la ciudad, y que terminó tapando completamente la casulla con todos los que seguía recibiendo (como os he dicho, se siguen dejando en la actualidad), los osos de peluche-abrazos...







Esta es una de las piezas de hierro que se recogieron de los edificios.


Y esta es la vista, desde el exterior de la iglesia, de la zona cero.


Bien, después nos acercamos a la estación de autobuses de Port Authority en plena calle 42th para intentar coger los billetes de autobús que nos iban a llevar a Washington el fin de semana. Con mucho esfuerzo y gracias a un ipad (no, el mío precisamente no), pudimos coger los tickets a mitad de precio, con la compañía Greyhaund (galgo gris), que curiosamente aparece también en la película Breakfast at Tiffany´S (Desayuno con diamantes).

Después de comer en plan neoyorquino (no se puede llamar ni comida...) en plan rápido, nos dirigimos a Coney Island, un lugar que se encuentra al sur de Brooklyn, donde se puede ir a la playa y a un famoso Parque de Atracciones llamando Luna Park y que alberga, entre otras, la montaña rusa más antigua del país y que sigue abierta: "Cyclone".


El nombre de dicha atracción debió disuadirnos en nuestro empeño por probarla... Esta atracción, que según las guías, fue construida en 1927, es el perfecto artefacto para que, en una facultad de estudiantes de fisioterapia puedan hacer prácticas con los pasajeros después de montarse en ella... Salirnos de los vagones, no, no nos salímos, la barra de seguridad colocada a la altura de la cintura era suficiente para retenernos, y cortarnos la circulación de la sangre, en el "suave" vagón (por supuesto, esto es ironía). En todo caso, si alguna parte de nuestro cuerpo hubiera salido volando, no habrían sido las piernas, aunque sí el resto del cuerpo. Supongo que el estado de la madera con la que está construida en combinación con el metal que se utilizó, de una forma más discreta, no son los mejores compañeros para garantizar un viaje en el que te dejas de preocupar de salir con cara divertida en la foto, o de la sensación de tener el estómago en la garganta. Uno se preocupa, sin conseguirlo, de que las vértebras de la espalda no se descoloquen o se partan por el efecto del "multi-bote" del vagón sobre las railes a la velocidad endiablada que llevaba. Vamos, en el 1927, cuando se inauguró, la gente debió de alucinar al montarse en semejante atracción, pero debieron acabar fastidiados de la espalda, tal y como salimos nosotros.


Dando un paseo por el paseo de la playa, descubrimos que el deporte de moda hoy en día en esta ciudad es, ni más ni menos, el deporte al que mi padre jugaba cuando era joven en el frontón de Juzbado (provincia de Salamanca), su pueblo, hace ya unos añitos: La pelota-mano. Ahí está la prueba.




Unos metros más adelante, nos fijamos en un montón de fotógrafos, asomados a la playa con grandes objetivos y bien preparados para soportar el calor y aguantar varias horas bajo el sol pendientes de "no sé qué". La imaginación comenzó a volar: paparazzis en busca de alguien famoso en la playa, periodistas esperando el desembarco de alguna celebridad, militares (o más bien, veteranos, por la edad que aparentaban) obsesionados con el patriotismo preparados para avistar enemigos en el mar dispuestos a invadir EEUU... en fin, yo no me quedé con las ganas y me acerqué a uno de ellos a preguntarles. Me comentó que había un ave, de una especie que sólo vivía en una parte de la costa de Brasil, rondando la playa y que estaban buscándola porque se la había visto desde hace 6 días.
Mi segunda pregunta fue obvia: - ¿Son ustedes periodistas o fotógrafos de alguna revista? - No, somos "Bird-watchers" (observadores de pájaros). :/

¡Sin más!


Para terminar, solo quiero hablaros de dos apuntes sobre la cultura y el turismo gastronómico de esta zona del país.

1.- ¿¿¿No tienen las galletas oreo demasiadas calorías que tienen que freírlas???? :P


2.- ¿¿¿No tienen suficiente con freír las oreo, que tienen que hacer concurso de "come todos los perritos que puedas"???? Aquí es donde se realiza el concurso anual de engullidores de hot-dogs en 10 minutos, y cuyo récord masculino se encuentra en 68 perritos y el femenino en 41. Se realiza en el restaurante Nathan´s que ostenta el título de "originales" y está situado en la Avenida "Stillwell" (todavía bien). Digo yo que este nombre hace referencia a los concursantes después de comerse ¡¡¡estas cantidades irresponsables de pan con salchichas!!! :o





Para terminar el día, nos fuimos a Williamsburg, una zona en Brooklyn, muy cerquita de mi casa, donde pudimos cenar en un rooftop (como podéis ver, aquí es muy típico y nos encantan) y luego fuimos a una cervecería para terminar.




¡¡Próximamente más!! :)