sábado, 14 de abril de 2012

Del puerto a Sibelius park

Una de las visitas obligadas en la ciudad de Helsinki, es la isla de Suomenlinna. Parecía que hoy era el día perfecto para tomar el Ferry y perderse por sus caminos. Estaba soleado y la temperatura era bastante buena (unos 0ºC).

Antes de tomar el barco, otros planes irrumpieron inesperadamente en nuestro camino. El tañido de las campanas de la Catedral Ortodoxa y las mareas de gente que se acercaba subiendo las pendientes hacia la misma, causaron un efecto magnético para nosotros, así que nos unimos y entramos en el templo, no sin antes sacar alguna fotografía desde lo alto de la colina donde se alza la iglesia. En el interior, varias excursiones de escolares se acercaban al sacerdote que, al igual que de la catedral de Tallin, recorría el espacio con una cruz de madera en la mano para que los pequeños fieles la besaran. Antes de salir, las maestras recordaban a sus alumnos quemse santiguaran. Algunos cambiaban el orden en el que uno se toca los hombros y en ocasiones se señalaban repetidamente sobre el mismo.







Después quisimos dar una vuelta por el pequeño mercado al aire libre, donde te venden todo tipo de artículos de madera (la materia prima por excelencia en este país, y cuyos ciudadanos más jóvenes ya aprenden a trabajarla en el colegio), donde puedes comprar gorros, bufandas, guantes, mantas y manoplas con los diseños más curiosos y divertidos y por supuesto no faltan los puestos de souvenirs típicos con tarjetas, llaveros, imanes, pegatinas...




Justo al lado se colocan los puestos de café y comida, cuyas instalaciones son simples carpas naranjas con terraza interior y exterior para así poder elegir donde tomarte un café. Fue en una de estas carpas, donde paramos a tomarnos un café con un Pulla (el típico y riquisimo bollo de canela).










No podíamos dejar de visitar el Mercado cerrado del puerto, construido a finales del siglo XIX. Dos pasillos interminables con puestos a ambos derecha e izquierda de comida preparada, cafés, verdura, carnes y pescados.










Nos dimos una vuelta, buscando una ración de comida típica, que sirviera de avituallamiento casi hasta la hora de cenar.
Tuvimos que elegir entre las siguientes opciones

A) Salmón crudo, ahumado o cocinado











B) Carne de reno




C) Carne de oso




D) Caquitas de reno (¡Si amigos! ¡Caquitas de reno para desayunar! ¡Un fantástico complemento alimenticio que se come a temperatura ambiente en las veladas máaaaaaaas sofisticadas!) ¡Ah! ¿No os lo creeis? Aquí teneis la prueba




Después de este griple plan no planificado, reparamos en el cambio drástico que las condiciones meteorológicas habían sufrido, bajando la temperatura, encapotándose el cielo y aumentando la velocidad del viento sobre la costa helkinsiana. Por ello, también nosotros cambiamos drásticamente los planes previstos, pues visitar la isla de Suomenlinna así, no sería todo lo agradable que esperábamos.

Así, dececidimos visitar la parte oeste de la ciudad paseando desde la Estación Central hasta el Estadio Olímpico, pasando por el Parlamento, La Casa de Finlandia, La Ópera y El Parque Sibelius, dedicado al músico finlandés.




El Parlamento




La Casa de Finlandia







Lago congelado




Estadio Olímpico











Sibelius Park







Típico "chinguirito" finlandés en la playa

Antes de volver a casa, pasamos por otro clásico de los restaurantes baratos de la ciudad: el "Pizza Rax".

Sin más que documentar este día, terminamos en el Poseidon, un "Public House" al lado de nuestro piso y donde conectamos a internet a cambio de una pinta de cerveza o un refresco.




Ubicación:Helsinki, Finland

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